sábado, enero 28, 2006

Vidas interrumpidas

Mientras algunos van cumpliendo las diversas
etapas de sus vidas, tal y como se lo han propuesto,
desde la niñez hasta la ancianidad, otros viven
"vidas interrumpidas".

En la infancia, la separación de sus padres, suele
ser su primera interrupción. Ya sea por la simple
separación, o por la muerte en accidentes o guerras,
el hecho es que su alegre infancia se trastorna y
cambia a oscuros momentos de pesar, al faltar
ese cariño tan necesario, el de los padres.

Luego, en la adolescencia, las interrupciones ya
crecen, se producen en sus estudios, de un colegio
a otro o bien peor, en sucesivos cambios de hogar,
simples domicilios en distintos barrios, ciudades o
países.

Ya en plena juventud, será casi trivial indicar que
no terminará la carrera iniciada y que difícilmente
logrará terminar alguna, siempre que posea una gran
inteligencia, ya que la perserverancia la ha perdido.

Posteriormente, en su vida sentimental, se sucederán
las parejas, y a pesar de haberlas amado a todas con
pasión, ninguna durará indefinidamente, quizás, si hay
hijos, llegará a la década, la norma será sólo un par de
años y luego... la dolorosa interrupción, iniciada por él
a veces y otras tantas por sus parejas disparejas.

Comenzará bellas novelas, poesías metafísicas o quizás
llenas de lirismo, escribirá agudos ensayos sociales,
pero "gozará" del dudoso honor de permanecer por
siempre inédito, así, su obra se interrumpirá una y
otra vez, abruptamente.

En fin, viajará, conocerá parte del mundo, muchas
ciudades, especialmente de Europa, pasarán frente
a sus ojos extasiados. Pero todo será fugaz, casi un
recuerdo ya antes de comenzar, claro que sí,
serán una colección de viajes interrumpidos, por
la falta de dinero, naturalmente.
Lejos quedará el sueño de vivir al menos un año
en la ciudad elegida desde joven.

Solamente una empresa no se interrumpirá para él.
Vivirá su vida plenamente, sumando interrupciones,
pero cuando le llegue la muerte, sonreirá en paz,
reconciliado con su vida, porque esta interrupción la
podrá compartir con todos, ineluctablemente.

miércoles, enero 18, 2006

Veraneo, turismo, viajes

Todo ser humano es único e incomparable.
Sin embargo, no se puede negar que ciertas
características y costumbres permiten
forma grupos afines.
Por ejemplo, los que se trasladan a lugares
cercanos con toda la familia a descansar,
se les puede clasificar como veraneantes.
Por lo general, todos los años van a los
mismos lugares. No nos interesan.
Los que toman un tour a distintos lugares,
aún no conocidos, se les puede catalogar
como turistas. Tampoco nos interesan.
Dejemos a un lado también a los que se
desplazan por cualquier parte del mundo
por negocios o otras razones.
No ceo que se les pueda calificar como
verdaderos viajeros.
Los viajeros viajan sólo por viajar.
El único interés que los mueve es el
placer de conocer nuevos lugares y
nuevas gentes.
No viajan para descansar, sino todo
lo contrario, están dispuestos a cansarse
y a sobreponerse a cualquier incomodidad
o esfuerzo con tal de añadir un lugar
desconocido a su bitácora.
Pero los hay aventureros, que corren
grandes riesgos y otros que son prudentes.
Quedémosnos con estos últimos.
Aún más, los hay a quienes les interesa
solamente la naturaleza, bosques, selvas,
cascadas, montes, ríos, generalmente
buscan lugares exóticos, si es posible.
Otros en cambio, pefieren los lugares
humanizados, como las ciudades antiguas
y modernas. Estos son los que me interesan,
con una última distinción de carácter
económico, ni ricos, ni pobres.
Ni hacen dedo, ni vuelan en aviones
privados. Pueden volar, pero siempre
eligiendo una línea aérea segura pero
en clase económica. Si es muy caro,
usarán trenes o buses.
Llegando a los lugares planificados,
son verdaderos "flaneurs", caminarán
sin descando, el día entero.
Ya sea París, Praga o Toledo, siempre
peferirán caminar. Son los que no se
amilanan con los 22,5 Km de la rambla
de Montevideo, porque lo disfrutan,
muy ligeros de equipaje, ya que no son
mochileros.
Casi siempre viajan solos, son los
verdaderos viajeros, que de esa manera
logran frecuentes contactos con la
gente, son confiados pero prudentes.
Nunca van a ser engañados y muy pocas
veces robados, porque no se aislan, sino
que siempre procuran estar en lugares
seguros. Aunque los encuentros son
efímeros, los disfrutan intensamente.
Nunca aceptarán una aventura sexual,
si beben alcohol, no pasarán de un buen
vaso de vino local o una cerveza.
Cuidan su salud sobre todo y precisamente
la cuidan viajando, ya que así su salud
mental y física se beneficia claramente.
Al viajar encuentran lo mejor de sí mismos.
Guardan recuerdos gráficos de sus viajes,
pero con moderación, tomar fotografías
o videos, no les lleva ni un 1% de su tiempo.
Creo que 30 0 40 imágenes diarias es un
buen promedio.
Recomiendo viajar. Es fascinante, encantador.
Aunque personalmente conozco poco, nunca
me olvidaré de los momentos vividos en lugares
que merecen ser visitados por todos.
Mencionaré sólo dos lugares, uno es natural, y
lo recorrí cuando en mi itinerario incluí a las
ciudades de Puerto Montt y Bariloche. Elegí el
paso Vicente Pérez Rosales.
El lago Todos los Santos o Esmeralda, es uno de
los más hermosos del mundo.
Otro itinerario que recuerdo es un viaje de
sur al norte: Roma, Florencia, Venecia, Viena,
Praga, Berlín. Me habían prevenido respecto a
Praga, tenía expectativas, pero todas fueron
superadas por ese sueño hecho ciudad.
Goce de planificar el viaje, procurando todos
los planos y mapas necesarios.
Disfrute el viaje sabiendo que cada día traerá
un sinfin de experiencias magníficas.
Saboree sus anotaciones y gráficas después de
viajar en un regusto delicioso, mientras ya en
su mente está surgiendo un nuevo viaje.

viernes, enero 13, 2006

Julio Sosa y Billie Holiday

Como muchos, como tantos, yo fui "atrapado"
por el tango, cuando apenas tenía 15 años.
Fue en 1957, en Buenos Aires, cuando escuché
cantar en vivo, en un local de baile de la
avenida Asamblea, al "varón del tango", al
gran Julio Sosa, uruguayo.

Criado en Buenos Aires, desde 1944, allá se
quedó mi corazón, prendido en esos tangos
tristes, sensibleros, que hablan de las penas
del amor, de las ilusiones perdidas y que
rescatan en sus notas la verdadera amistad.

Mi tango favorito es "Siga el corso", cantada
por Julio Sosa. Quizás algún día, yo también
conozca por fin, a mi "linda maragata".

Después, ya a mediados de la década de los '90,
"descubrí" a Billie Holiday. Me enamoré para
siempre de su canto inimitable. Billie "es el jazz".
Lo que hace con una letra tan sencilla como la de
"Mandy is two", es tan maravilloso que la puedo
seguir escuchando para siempre.

Me gustan otras músicas, otros cantantes, pero
ellos estarán siempre en el primer lugar.
Que quede registrado aquí, mi humilde homenaje.