miércoles, diciembre 28, 2005

¿Cree usted en Dios?

No logro dar con otra pregunta más ofensiva
y agresiva que esta. No la podría responder.

¿Por qué?. Parece inofensiva, sencilla.
Pero no lo es. En primer lugar, quien la hace
cree en un Dios determinado y siempre se
la hace a quien sospecha que no cree en Él.

No hay, entonces, una respuesta afirmativa,
que vendría a poner paz en la situación, o al
menos a satisfacer positivamente un simple
curiosidad. Pero la pregunta es cualquier cosa,
menos simple.

En segundo lugar, los conceptos empleados.
¿Qué es una creencia?. Para alguien informado
y formado en la cultura occidental, creencia
suena a dejar de lado al método científico,
una de las bases de nuestra actual civilización.

El diálogo es una de las mejores formas de
entendimiento humano. Pero para que sea
fructífero, es necesario llegar a esa poderosa
instancia, sin creencias. De otro modo...
¿Cómo podríamos comenzar a ponernos de
acuerdo en algo, si ya traemos desde "afuera"
una idea preconcebida y sobre la cual, sin duda,
no admitiremos ninguna discusión?.

Si dialogamos a partir de creencias, es tiempo
perdido. Nadie puede pretender eliminar una
creencia en otro ser humano. El tratar de hacerlo
sólo daría paso a la más terrible violencia, que
no acabaría sino con la muerte del más débil.

En tercer lugar... ¿Qué se entiende por Dios?
¿A qué Dios se refiere la pregunta?. Seguramente
será, como hemos dicho, el Dios del que pregunta,
pero no sabemos el contenido del concepto.

Aún si nos aclararan ambas dudas, nuestra respuesta
sería desagradable para el que preguntó, ya que
podríamos responderle que creemos en otro Dios,
no en de él, lo que podría tener varias consecuencias,
ninguna de las cuales tendría un buen fin.

Peor aún, probablemente nuestra respuesta será
negativa. No, no creemos en "su" Dios, y aún más,
no creemos en ningún Dios o dioses. Así, podremos
declarar que somos agnósticos o ateos, pero esos
términos no son agradables para el que las emite.

Declararse ateo, implica, la mayor parte de las veces,
estar en contra de las religiones y sus dioses, e
incluso, caer bajo sospecha de carecer de moral.
Declararse agnóstico, como el término lo indica,
equivale a declararse ignorante en materia religiosa
y exponerse a que el preguntón comience una tediosa
e insoportable sesión de enseñanza proselitista.

En definitiva, no hay respuesta adecuada a la pregunta,
a menos que se le responda, en forma obsecuente,
"deseo creer en tu Dios, enséñame, querido amigo".
Cualquier otra respuesta encierra un peligro inminente.

Los que suelen hacer esa pregunta, por lo general,
son misioneros de algunas iglesias que andan en
busca de nuevos prosélitos. Felizmente, en el siglo
actual, (XXI), ya no va uno a parar a la hoguera,
si declara que no cree en ningún Dios.

¡Menos mal, gracias a Dios!.

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