martes, agosto 01, 2006

¡Aguante! ¡Aguante!

No he podido continuar con mi blog. ¿Causa?. Exceso de trabajo, un trabajo que significa andar por Santiago durante horas recorriendo en auto, (transformado en un taxi ejecutivo) hasta 250 kilómetros diarios y lo peor... esperando el 70 y hasta el 80% del tiempo que me llamen por radio. Estoy conociendo el pavimento de Santiago, los hoyos, el estrés de los conductores, el cariño de algunos y la indiferencia de otros. Conociendo la ciudad desde otro ángulo.
Aguantando, como me dicen los "colegas" amigables, para ganar unos pocos pesos para pagar mis deudas. Dentro de un tiempo, lo lograré y volveré a escribir en mis blogss. ¡Adiós!.

sábado, mayo 20, 2006

Paseando por Santiago

Dos ciudades

Se puede decir que la historia de las ciudades
es la historia del mundo. Las más antiguas, en
Asia Menor, (Anatolia, la actual Turquía) y en
Siria, son de especial interés porque presentan
características muy especiales. Por ejemplo, la
entrada era "por arriba", desde el techo...

¿Por qué?. Porque estaban todas las casas juntas,
compartiendo muros, hasta formar un conjunto
sólido, en que los muros de las últimas casas eran
a la vez los muros de la ciudad. El nivel de la ciudad
eran los techos, mas o menos a la misma altura,
donde realizaban algunas tareas domésticas y a la
vez alternaban. Una escalera de madera comunicaba
la entrada de la casa con su interior, donde en el
lugar de honor se alzaba un altar a los dioses, entre
los cuales el Dios Toro era importante.

Nuestra letra A, invertida representa un toro y proviene
de Fenicia. En esas primeras ciudades, la mujer tenía
una gran importancia social, que perdería posteriormente.
Aún quedaban resabios de la época antiquísima en que
se adoraba a la Diosa Madre.

Mucho tiempo ha pasado, casi diez mil años.
Hoy las megalópolis se tragan nuestras vidas y sólo muy
pocos son capaces de sobreponerse a su influencia.
Desde cierto punto de vista, en la forma de recorrerla,
existe la ciudad del peatón y la ciudad del que circula
en ella en su automóvil. Dejaré de lado a los pasajeros
de movilización colectiva.

Para el peatón, la ciudad es gigantesca y tiene que
limitarse en sus desplazamientos a unos pocos
kilómetros. El último paseo interesante que he
realizado me llevó desde el actual Barrio Universitario
hasta el interior de la comuna de Quinta Normal.

Las calles del recorrido: San Ignacio, Tucapel Jiménez
o Manuel Rodríguez, Huérfanos, Sotomayor, Santo
Domingo, Lourdes, Poeta Pedro Prado.
Desde las elegantes torres de la la Iglesia de los Jesuítas
hasta los abandonados y enormes silos de la empresa
Prieto & Eyzaguirre.
Digno de observarse: el Centro-Club de Pensionados de
la Caja de Compensación Los Andes, un pequeño palacio
para los jubilados. Los antiguos edificios decimonónicos
en las cercanías de Alameda. El más céntrico de los
"rodoviarios", el Terrapuerto Los Héroes, el hermoso
rostro de una joven ocupando los dos pisos del frontis
de una antigua casa. El puente colgante "más pequeño
del mundo", los nuevos edificios de lofts y departamentos
cada vez más altos. La plaza Brasil con los juegos de la
hija de Roberto Matta y la casa colonial colindante.
Las viejas casas de Huérfanos, barrios del siglo XIX, dando
paso a nuevos edificios como resultado del terremoto de
1985, que fue una verdadera aplanadora en ese sector.
La Plaza Yungay es todo un descubrimiento a las diez de
la mañana. Por cierto que el "Roto chileno" que la adorna,
representa claramente los rasgos de un joven hermoso de
París, que supongo habrá sido un "sobrino" del escultor.
Antes de llegar a Matucana, lo sorprendente es la soledad
de las calles, que favorece la transgresión de ciertas normas
municipales por algún urgido transeúnte, falto de baños
públicos pero imitador de ciertos canes.
En Santo Domingo, pasamos frente al Internado Barros Arana.
Muchas historias al interior de esos muros...
E imponente, nos recibe con sus hermosos vitrales y su
majestuosa estructura el templo del Santuario de Lourdes.

Con gusto pagaría, si pudiera, que su cúpula pudiera brillar
al atardecer como lo hace en Jerusalén la mezquita de Omar,
el templo de "la Roca", totalmente recubierta de oro.

La callecita Lourdes, con casas de fachada modesta, hacen
crecer las sospechas que dentro de ellas han crecido más de
un notable personaje, quizás hoy en Europa.

Hasta que al cruzar la avenida Mapocho, su nombre cambia
al de Poeta Pedro Prado. Varias escuelas en el entorno y más
lejos una enorme mole oscura se levanta despertando nuestra
curiosidad. Grandes camiones circulan por la calle sin viviendas.
Al llegar vemos más de cuarenta enormes silos abandonados al
igual que otros enormes galpones aledaños. ¿Qué será de los
señores Prieto&Eyzaguirre?. ¿O la memoria me falla y son otros
los nombres que en pequeño formato aparecen en sus puertas
herrumbradas y no abiertas por años?.

Es hora de almorzar... volveré al "downtown" de la city.
Otro día será el turno del paseo automovilístico... para
seguir descubriendo a Santiago.

jueves, abril 13, 2006

Tristezas y alegrías

Tristezas y alegrías

Cumplida cierta edad, al menos 60 años, de pronto,
nos invaden la tristeza y la alegría a un tiempo, es decir,
como si se tropezaran la risa con el llanto.
¿Por qué esa mezcla? ¿Serán los años que pesan?.

En el Oriente, se considera que los años te dan sabiduría,
es posible, pero no a todos. Algunos viejos no parecen
haber aprendido nada, a pesar del tiempo vivido.
Otros, en cambio, se convierten en consejeros de los más
jóvenes. Sin duda, son aquellos que han comprendido que
los derechos humanos deben ejercitarse en la vida cotidiana.
Saben respetar y valorar la diversidad.

¿Qué cambios trae la edad?. Muchos indudablemente, y uno
de ellos, al parecer, es apreciar mejor el valor de la pequeñas
cosas. Se deja de lado el afán de cumplir metas y se aprecia
cada instante de la vida.

Cuando veo a los muy viejos, sonreírse mutuamente, me parece
como si su diálogo mudo fuera así:
- Hola, mira, qué alegría, estoy vivo!
- Sí. Felicidades. Yo también!.

Claro, es, nada más y nada menos que "la joie de vivre",
la alegría de vivir.
Pero, además de ello... los que ya pasamos los 60, ¿Por qué.
con tanta facilidad, nos alegramos profundamente al ver las
cabriolas de un perrito en un parque, o al admirar un imponente
árbol centenario o al apreciar la magnificencia de un palacio?.

Y al mismo tiempo, se nos humedecen los ojos, emocionados,
embargados de tristeza, al escuchar una melodía que nos
transporta a otros tiempos, o bien cuando observamos
discretamente un recatado beso de un joven a su novia, o se
nubla nuestra mirada al recordar de pronto al amigo que
"partió" demasiado temprano.

¿Por qué nos sucede eso? ¿Por qué se nos ablanda el corazón
y a la vez gozamos tanto con la cosas más simples?.
¿Sólo la edad?. No necesariamente. Hay quienes mueren
cargados de años y nunca les sucede.
No tengo una respuesta sobre sus causas.

¿Será que apreciamos más la vida, porque el tiempo restante
se acorta y así cada nuevo día es más valioso que el anterior?
Puede ser. ¿Acaso tú sabes una mejor respuesta?.

jueves, marzo 23, 2006

Sinceridad e hipocresía

¿Decir lo que se piensa?

Los sabios no dicen todo lo que piensan,
pero piensan todo lo que dicen.

Esta es una frase ingeniosa, pero no creo
que su origen provenga de un sabio.
Al menos, no de un sabio honesto.

Reflexionemos.
¿Qué podemos pensar de quien no dice lo que piensa?
Quizás es prudente, puede ser peligroso.
Quizás es cortés, no quiere ofender.
Quizás es un diplomático o un abogado,
gajes del oficio. Deben callar.
Existe el secreto profesional.

También podemos pensar en una persona
naturalmente reservada.
O quizás lacónica. No le gusta hablar.
En fin, muchas posibilidades.

Pero... ¡Qué sucede si no dice lo que piensa,
pero expresa lo que no piensa, es decir,
miente permanentemente?

Podemos pensar que lo hace por interés,
para engañar, para quedar siempre bien.

A mí me gusta, para nombrar a aquellos
que no dicen lo que piensan, el vocablo
HIPÓCRITA. Excelente!. El término
"hipocresía" en el diccionario indica
a aquél que nos engaña con su palabra.
Que no dice lo que piensa.

¿Qué es lo contrario?. La sinceridad.
Sincero es quien dice lo que piensa.
Me gusta la gente sincera, Más aún, me place
la más ruda franqueza, dicha en la cara.

"¡Tú me agradas, por estas razones!"
"¡Tú me desagradas, por estas razones!"
¡Maravilloso, notable, muy digno y valiente!
Así me gusta la gente, que me diga en mi cara,
lo que no le gusta de mí y explique la razón.

He encontrado gente así, de ruda franqueza,
en ambos lados del Río de la Plata.
Me gustó. Uno sabe a qué atenerse con cada uno.
Pero acá, en Santiago de Chile, es muy difícil
encontrar esa ruda sinceridad.

¿De qué se trata?. ¿Son todos diplomáticos?
Nada de eso. Es lisa y llanamente, hipocresía.
Después del compadrazgo, el peor vicio del
chileno. De nosotros, los chilenos.

No podemos saber quiénes son nuestros amigos,
porque después de 20 años de lindas palabras,
nos venimos a enterar que a nuestras espaldas,
nos han criticado en una forma incalificable.

¿O acaso no existe el "deporte" de criticar a los
que se van primero de una reunión?
A la víctima, en su presencia lo han felicitado,
palmoteado, llenándolo de halagos.
No bien abandona el lugar, se transforma en
un patán miserable, un desgraciado, o cosas
bastante peores, incluso llegando al insulto.

Yo he sido testigo por muchos, demasiados
años de esa execrable conducta, de los hipócritas.
Menos mal que existen excepciones.
Tenemos gente sincera, aunque muy poca.
Hay gente buena, que dice lo que piensa, con
sinceridad y buenas intenciones.

Pero no siempre las mayorías son buenas.
La hipocresía reina entre nosotros y dan
ganas de salir huyendo del país.
Menos mal que la actual juventud no es así.
Son rudamente sinceros. Dicen lo que piensan.
A nosotros, gente de edad, nos llaman...
"los viejos de mierda". Y merecemos el honor!

Ojalá que ellos nunca cambien, pero me temo
que ya muchos están cambiando sus discursos,
mientras cambian sus bluejeans por una
hermosa corbata de seda italiana.

Permiso, voy al aeropuerto, tengo pasaje para
la hermosa ciudad de Montevideo...
¡Me voy a tomar unos mates en la Rambla!.

viernes, marzo 17, 2006

¿Una nueva época?

¿Una nueva época?

Así como las naciones, también nosotros, humildes mortales,cambiamos de época. Podemos considerar cada década y desde la de los '20, debemos tener la sabiduría de adaptarnos a cada unade ellas en el sentido de saber disfrutarlas, en todo lo que tienen de riqueza y oportunidades.

Pero también hay otros acontecimientos que marcan "épocas", como el ingreso a la Universidad, el matrimonio, ser padre o madre por primera vez. Para algunos, marca una época su separación o divorcio. Para otros, una época muy distinta se inicia con un cambio de residencia, especialmente cuando es a otro país, incluyendo un cambio no sólo en el lenguaje sino también en la mentalidad.

En mi caso, he vivido varios de los acontecimientos anteriores, en realidad todos, pero también han sido significativos laconvivencia con distintas parejas, cada mujer que ha sido mi compañera por un tiempo, me ha dejado un recuerdo permanente y ciertamente ha marcado una época distinta.

Hoy quiero referirme a la época en que se abandona el trabajode toda una vida, (o más de una vida) y pasamos a lo que algunos llaman, eufemísticamente, "el merecido descanso". ¡Vaya ironía en nuestro país!. En este Chile de hoy, aparentemente exitoso, el tema previsional, como el de la educación, tienen una palabra en común, con mayúscula: FRACASO.

Después de dedicar 41 años a la educación, mi exigua jubilaciónme manda, con impulso incontenible, no al descanso, no a los viajes de la tercera edad, sino a una nueva época de esfuerzo, a un nuevo trabajo, más peligroso, naturalmente por causa dela edad, de mayor esfuerzo y menor remuneración.

Quizás muchas mujeres, después de jubilar, pueden compartir con su familia, pero en el caso de la mayoría de los hombres, a los 65 años, tenemos que asumir, con entusiasmo "juvenil", nuevas responsabilidades, para poder equilibrar nuestro escuálido presupuesto, pagar deudas e incluso, en muchos casos, para ayudar a hijos adultos que están cesantes o en desmedrada situación.

Pertenezco a la olvidada clase media empobrecida, es decir, buen nivel cultural y muy poco dinero. El nuevo gobierno se dispone a mejorar las pensiones... ¿Cuáles?. Sólo las más bajas, la de los muy pobres e indigentes.

Y así, entonces, comenzamos una nueva época, estando próximos a los 70 años, edad de respeto, supongo, aunque sea por la cercanía de la muerte, con nuevo trabajo, nuevas obligaciones, mucho más exigentes que cuando éramos jóvenes, con jornadas de trabajo de 12 horas diarias y compensaciones propias del capitalismo salvaje, es decir,"máximo esfuerzo y mínima compensación", pro-beneficiode los grandes empresarios, los únicos humanos en este nuevo mundo del siglo XXI.

¡Esto sí es una nueva época y no las de antes!.


sábado, febrero 18, 2006

Vidas miserables

Vidas miserables

No quisiera ser majadero, pero debo insistir
en un tema que en nuestro medio parece tabú.

Cuando por alguna razón más bien trivial, le
preguntan a alguien por su vida, la respuesta
es casi siempre la misma: su vida es buena y
el tipo es feliz. O casi.

El casi, si un molestoso insiste, resulta ser algo
de tono menor, casi anecdótico. Por ejemplo,
no es "completamente feliz", porque no logró
adquirir entradas para escuchar a los U2,
con un tal Bono como su máxima estrella.

¡Por favor!. ¿Cómo alguien puede pensar que
asistir a un concierto o no, sea importante?.

Importante es considerar las tragedias que
cada día ocurren alrededor nuestro.
Esas tragedias las llamaré, por esta vez, sin
querer ser peyorativo: "vidas miserables".

Miseria y conmiseración... ¿Qué significan?.

Fracaso, ignorancia, violencia, hambre,
incultura, pobreza, vidas sin sentido,
vidas perdidas en las drogas, sin luz,
vidas desperdiciadas, vidas vacías,
ajenas a todo lo que pueda ser bueno,
alto, noble, generoso, creador, vivo.

Miseria... carencia de todo valor,
miserable... despreciador y despreciado,
vidas inútiles, indiferentes, perdidas.

Conmiseración... lástima por todos
aquellos seres oscuros, sin horizontes,
pena por aquellos que tienen que
soportar su presencia, su desgracia.

¿Cómo puede hablarse de justicia y
libertad en sociedades como la nuestra
en que nada se hace por salvar a esos
seres que son incapaces de desarrollar
su intelecto para ser personas?

¿Se puede llamar "ser humano" a un
individuo que jamás ha tenido una
idea noble, un acto generoso, que
nunca va ser capaz de admirar una
obra de arte, de comprender, de
razonar, de admirarse ante la historia
humana y sus realizaciones?

Estas "vidas miserables" sólo se dan
en las grandes ciudades, dentro de
esas barriadas miserables, no por
su pobreza económica, sino por su
pobreza espiritual. De ellas se nutren
las bandas de delincuentes y seres
en estado salvaje, que para robar
anillos, cortan los dedos de una
persona honesta, trabajadora.

¿Qué hacen las personas que son
capaces de colaborar para que
esta lacra social desaparezca?
Viven felices rodeados de muros
levantados por su riqueza...

¿Serán ellos los verdaderos
miserables?. Me asalta una duda
en verdad aterradora... ¿Dónde
están las vidas miserables, en los
barrios bajos o en los altos?.

O quizás no existe una dicotomía
y ambas realidades conforman,
en una siniestra complicidad, el
conjunto de vidas miserables,
indignas de ser vividas.

sábado, enero 28, 2006

Vidas interrumpidas

Mientras algunos van cumpliendo las diversas
etapas de sus vidas, tal y como se lo han propuesto,
desde la niñez hasta la ancianidad, otros viven
"vidas interrumpidas".

En la infancia, la separación de sus padres, suele
ser su primera interrupción. Ya sea por la simple
separación, o por la muerte en accidentes o guerras,
el hecho es que su alegre infancia se trastorna y
cambia a oscuros momentos de pesar, al faltar
ese cariño tan necesario, el de los padres.

Luego, en la adolescencia, las interrupciones ya
crecen, se producen en sus estudios, de un colegio
a otro o bien peor, en sucesivos cambios de hogar,
simples domicilios en distintos barrios, ciudades o
países.

Ya en plena juventud, será casi trivial indicar que
no terminará la carrera iniciada y que difícilmente
logrará terminar alguna, siempre que posea una gran
inteligencia, ya que la perserverancia la ha perdido.

Posteriormente, en su vida sentimental, se sucederán
las parejas, y a pesar de haberlas amado a todas con
pasión, ninguna durará indefinidamente, quizás, si hay
hijos, llegará a la década, la norma será sólo un par de
años y luego... la dolorosa interrupción, iniciada por él
a veces y otras tantas por sus parejas disparejas.

Comenzará bellas novelas, poesías metafísicas o quizás
llenas de lirismo, escribirá agudos ensayos sociales,
pero "gozará" del dudoso honor de permanecer por
siempre inédito, así, su obra se interrumpirá una y
otra vez, abruptamente.

En fin, viajará, conocerá parte del mundo, muchas
ciudades, especialmente de Europa, pasarán frente
a sus ojos extasiados. Pero todo será fugaz, casi un
recuerdo ya antes de comenzar, claro que sí,
serán una colección de viajes interrumpidos, por
la falta de dinero, naturalmente.
Lejos quedará el sueño de vivir al menos un año
en la ciudad elegida desde joven.

Solamente una empresa no se interrumpirá para él.
Vivirá su vida plenamente, sumando interrupciones,
pero cuando le llegue la muerte, sonreirá en paz,
reconciliado con su vida, porque esta interrupción la
podrá compartir con todos, ineluctablemente.

miércoles, enero 18, 2006

Veraneo, turismo, viajes

Todo ser humano es único e incomparable.
Sin embargo, no se puede negar que ciertas
características y costumbres permiten
forma grupos afines.
Por ejemplo, los que se trasladan a lugares
cercanos con toda la familia a descansar,
se les puede clasificar como veraneantes.
Por lo general, todos los años van a los
mismos lugares. No nos interesan.
Los que toman un tour a distintos lugares,
aún no conocidos, se les puede catalogar
como turistas. Tampoco nos interesan.
Dejemos a un lado también a los que se
desplazan por cualquier parte del mundo
por negocios o otras razones.
No ceo que se les pueda calificar como
verdaderos viajeros.
Los viajeros viajan sólo por viajar.
El único interés que los mueve es el
placer de conocer nuevos lugares y
nuevas gentes.
No viajan para descansar, sino todo
lo contrario, están dispuestos a cansarse
y a sobreponerse a cualquier incomodidad
o esfuerzo con tal de añadir un lugar
desconocido a su bitácora.
Pero los hay aventureros, que corren
grandes riesgos y otros que son prudentes.
Quedémosnos con estos últimos.
Aún más, los hay a quienes les interesa
solamente la naturaleza, bosques, selvas,
cascadas, montes, ríos, generalmente
buscan lugares exóticos, si es posible.
Otros en cambio, pefieren los lugares
humanizados, como las ciudades antiguas
y modernas. Estos son los que me interesan,
con una última distinción de carácter
económico, ni ricos, ni pobres.
Ni hacen dedo, ni vuelan en aviones
privados. Pueden volar, pero siempre
eligiendo una línea aérea segura pero
en clase económica. Si es muy caro,
usarán trenes o buses.
Llegando a los lugares planificados,
son verdaderos "flaneurs", caminarán
sin descando, el día entero.
Ya sea París, Praga o Toledo, siempre
peferirán caminar. Son los que no se
amilanan con los 22,5 Km de la rambla
de Montevideo, porque lo disfrutan,
muy ligeros de equipaje, ya que no son
mochileros.
Casi siempre viajan solos, son los
verdaderos viajeros, que de esa manera
logran frecuentes contactos con la
gente, son confiados pero prudentes.
Nunca van a ser engañados y muy pocas
veces robados, porque no se aislan, sino
que siempre procuran estar en lugares
seguros. Aunque los encuentros son
efímeros, los disfrutan intensamente.
Nunca aceptarán una aventura sexual,
si beben alcohol, no pasarán de un buen
vaso de vino local o una cerveza.
Cuidan su salud sobre todo y precisamente
la cuidan viajando, ya que así su salud
mental y física se beneficia claramente.
Al viajar encuentran lo mejor de sí mismos.
Guardan recuerdos gráficos de sus viajes,
pero con moderación, tomar fotografías
o videos, no les lleva ni un 1% de su tiempo.
Creo que 30 0 40 imágenes diarias es un
buen promedio.
Recomiendo viajar. Es fascinante, encantador.
Aunque personalmente conozco poco, nunca
me olvidaré de los momentos vividos en lugares
que merecen ser visitados por todos.
Mencionaré sólo dos lugares, uno es natural, y
lo recorrí cuando en mi itinerario incluí a las
ciudades de Puerto Montt y Bariloche. Elegí el
paso Vicente Pérez Rosales.
El lago Todos los Santos o Esmeralda, es uno de
los más hermosos del mundo.
Otro itinerario que recuerdo es un viaje de
sur al norte: Roma, Florencia, Venecia, Viena,
Praga, Berlín. Me habían prevenido respecto a
Praga, tenía expectativas, pero todas fueron
superadas por ese sueño hecho ciudad.
Goce de planificar el viaje, procurando todos
los planos y mapas necesarios.
Disfrute el viaje sabiendo que cada día traerá
un sinfin de experiencias magníficas.
Saboree sus anotaciones y gráficas después de
viajar en un regusto delicioso, mientras ya en
su mente está surgiendo un nuevo viaje.

viernes, enero 13, 2006

Julio Sosa y Billie Holiday

Como muchos, como tantos, yo fui "atrapado"
por el tango, cuando apenas tenía 15 años.
Fue en 1957, en Buenos Aires, cuando escuché
cantar en vivo, en un local de baile de la
avenida Asamblea, al "varón del tango", al
gran Julio Sosa, uruguayo.

Criado en Buenos Aires, desde 1944, allá se
quedó mi corazón, prendido en esos tangos
tristes, sensibleros, que hablan de las penas
del amor, de las ilusiones perdidas y que
rescatan en sus notas la verdadera amistad.

Mi tango favorito es "Siga el corso", cantada
por Julio Sosa. Quizás algún día, yo también
conozca por fin, a mi "linda maragata".

Después, ya a mediados de la década de los '90,
"descubrí" a Billie Holiday. Me enamoré para
siempre de su canto inimitable. Billie "es el jazz".
Lo que hace con una letra tan sencilla como la de
"Mandy is two", es tan maravilloso que la puedo
seguir escuchando para siempre.

Me gustan otras músicas, otros cantantes, pero
ellos estarán siempre en el primer lugar.
Que quede registrado aquí, mi humilde homenaje.