martes, agosto 23, 2005

La alfombra m�gica

La jungla de cemento

Cuando vivimos en una gran ciudad
y Santiago de Chile ya lo es, sin duda,
estamos sumergidos entre millones de
seres humanos que, al igual que nosotros,
sienten, piensan, sufren, aman, viven.

Pero la relación posible es muy distinta
a la que se puede tener en una pequeña
localidad. En la gigantesca urbe nos
acostumbramos a la insensibilidad.

La ciudad nos provee una especie de
coraza que evita que se demuestren
nuestros verdaderos sentimientos.

Por supuesto, podemos ser corteses y
hasta muy amables con todos, es decir,
somos perfectos seres "urbanos",
pero no reaccionamos ante los numerosos
eventos lamentables que se suceden
ante nuestra vista. Seguimos nuestro
camino, indiferentes o incluso molestos.

Lamentablemente, también pasan frente
a nosotros, rostros que nos conmueven
o nos fascinan, ya sea por adivinar un
alma gemela o quizás, alguien a quien
podríamos llegar a amar.

Pero continuamos nuestro camino,
uno más entre millones, uno más,
quizás más tristes que ayer.

No hay comentarios.: