viernes, noviembre 11, 2005

Confianza y desconfianza

Escuchando hace pocos días un programa radial
en mi emisora favorita, un gentil animador, entre
canción y canción, presentó, con una invitada
especial, sin duda psicóloga o algo semejante, un
tema para comentar: "la confianza".

Mi interés en el tema es muy alto, por lo cual escuché
con atención. El animador repitió varias veces: "La
confianza se gana". Todos estuvieron de acuerdo, incluso
a mí me convenció. Pero... de pronto, me dí cuenta que
en realidad no estaba de acuerdo.

Creo que lo que se "gana" no es la confianza sino su
opuesto, la desconfianza. Trataré de explicar mi aserto.

Cuando conocemos a una persona debemos presumir
algunas cosas, por ejemplo, lo que incluso está en la
ley, que es inocente. "Se presume inocente, hasta que
se pruebe su culpabilidad".

¿Y en relación a la confianza?. Pues lo mismo.
Tendré confianza en la persona que acabo de conocer,
hasta que "se gane" mi desconfianza. Ojalá que no sea así.

Cualquiera me dirá, "no hay que confiar en los desconocidos".
¡Por favor!. Esos es para los niños. Cualquier persona con
sentido común, sabe apreciar, a primera vista o a primer
oído, con quien acaba de conocerse. Incluso aunque sea
en el transcurso de un viaje, en un país extranjero.

Ser confiado no significa ser imprudente.

La persona que desconfía de todos, como principio,
vivirá en un mundo de desconfianza, donde todos
son culpables. Tendrían que demostrar su inocencia.

Y hasta el más ignaro sabe que la inocencia no se puede
probar. El "onus probandi", la carga de la prueba, le
corresponde al que acusa, no al acusado.

En cambio, el confiado, pero no imprudente, confía
en todos, porque "dotados de razón y conciencia,
como lo estamos, debemos comportarnos fraternalmente
los unos con los otros". (Art. 1 de los DDHH de la ONU).

Creo que no hay mejor regalo, de un ser humano a otro,
que el de su confianza. Cuando confiamos en un semejante,
lo que hacemos, en verdad, es abrir una relación de amor.

Porque al confiar, también y naturalmente, lo acreditamos
como un ser diferente a nosotros, valoramos su diversidad
y lo apoyaremos en una relación de ayuda, para favorecer
sus proyectos de vida.

Nuestra sociedad actual, parece enferma de desconfianza.
¿Alguien podría negarlo?. Debemos contribuir, aunque sea
modestamente, en hacer crecer el reino de la confianza.

No hay comentarios.: