miércoles, noviembre 23, 2005

Los fracasados

En nuestros días al acceder a un medio de transporte,
el metro, por ejemplo, o el "subte", como dirían en la
"reina del Plata", mi Buenos Aires querido, podemos
observar, sin ser muy perspicaces, rostros ajados,
tristes, más que serios, ensimismados, sin sonrisas.

Algunos, muchos en realidad, lo atribuyen a la influencia
de la gran ciudad, el stress de las multitudes y a mil
causas distintas, hilando una serie de telarañas
psicológicas, a cual más variada que la otra.

A muy pocos se les ocurre que el problema no es
personal sino social, más aún, es un problema
de carácter político.

La política no es la gobernabilidad o la gestión,
no es administración y nada tiene que ver con
decisiones económicas o de soberanía.
La verdadera política es ajena a todo interés
lucrativo, privado o familiar. Ese ámbito es
un espacio en el cual no existe libertad.

La política es un espacio donde reinan
la libertad y la igualdad, sin desmedro de
ninguna de ellas. Es un estilo de vida en
la que todos conservan su dignidad y se
valora su diversidad, su unicidad.

Porque cada ser humano es único e irrepetible.
En ello radica su dignidad. De ello emanan
sus derechos. Toda política debe tener como
base fundamental los principios expresados
en la Declaración de los Derechos Humanos
de las Naciones Unidas, de 1948.

Aunque puedan perfeccionarse y así está
ocurriendo, es un fundamento ineludible.

Esos rostros que he tratado de describir
someramente en el inicio, se podrían
también denominar como los rostros
del fracaso. ¿Son fracasados?".

Si le hacemos una encuesta a uno de
ellos, a un hombre común, a nuestras
preguntas sobre el éxito, nos dirá que
no gana lo suficiente, tiene deudas,
es un fracasado económico.

¿Ha sido un buen padre?.
Sus hijos toman drogas y les ha ido
mal en el colegio. Un fracaso.
¿Y la pareja?. Ahh... divorciado.
Otro fracaso. ¿Algún éxito en su actividad?
Ninguno. Nunca ha escrito un libro,
no ha inventado nada, de viajes ni hablar,
pocos o ningún amigo... terrible.

¿Y la salud?. ¡Vaya, todos esos remedios...!
Al menos en el deporte... no los practica.
Su equipo de futbol... quizás?.
¿Sólo los grandes ídolos por T.V.?
Ronaldo?... Ronaldinho?...Robinho?...
Ah... no es brasileño, ya...

Un fracaso completo.
He aquí un logro, un éxito!
¡Un fracasado 100%!.

No es cierto. Ningún ser humano es un fracaso.
Lo que es un fracaso es el modelo socio-económico
imperante hoy en el mundo, que provoca la
existencia de un 10% de personas exitosas
y un 90% de falsos "fracasados".

Una sociedad capitalista neoliberal globalizadora,
donde sólo el lucro es el único valor.
Donde todo se compra y se vende, hasta la dignidad.
Donde la competencia y el consumismo son
dogmas imposibles de discutir.

Los fracasados son aquellos que han vendido
su conciencia al becerro de oro.
Al Dios Dólar, al Dios Yen, al Dios Euro.

Otro mundo es posible. Un mundo más justo.
Un mundo democrático y humano.
Un mundo donde cada ser humano, sólo por
ser persona, es todo un éxito.

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