lunes, noviembre 07, 2005

Amistades y afinidades

Hace pocos días asistí, una vez más, a un almuerzo
de camaradería con mis compañeros de Liceo.
Han pasado muchos años y campean por sus fueros,
las canas, las calvicies y los kilos de más.
Eso, en los varones del grupo, en las damas, el
paso el tiempo es más sutil, quizás sólo se advierte
en sus miradas, cargadas de nostalgias.

Brindis por los que se acoplan al grupo por primera
vez, por los que se fueron para siempre, por la
dueña de casa, por el parrillero, por el ilustre
enfermo que se recupera casi como milagro de
nuestro santo nunca Hurtado, sino merecido.

Alegría sincera de abrazar a los compañeros de
la adolescencia, emoción de ver a los antiguos
profesores que nos hacen sentir jóvenes,
en fin, una cofradía de hombres y mujeres unidos
por una amistad cuyas raíces se pierden en el tiempo
y cuya fuerza se renueva con el recuerdo lejano
de esos rostros juveniles llenos de esperanza.

La ley de la vida nos disgregó, de acuerdo con
el nuevo paradigma estadounidense, en grupos
disímiles en relación al dinero obtenido en el tiempo.
Eufemísticamente se hablará de éxito, pero ese
término se mide sólo en dólares o euros.
Los hay en el grupo A, los hay en el B y también
en el C. Incluso estará también aquel cuyo haber
es sólo un gran y mayúsculo Debe en color rojo.

Pero en la cálida reunión, todos volvemos a ser
esas almas puras, que alguno de nuestros profesores,
cargado con los más altos meritos educacionales
que nuestro país puede ofrecer a un educador,
definió como "esos jóvenes que nunca nos aceptaron
algo que no pudiéramos probar, provocando en sus
propios maestros el estímulo más preciado".

Algunos, aún vivos, no los hemos visto desde 1961.
Esa fecha es una clave que revela nuestros años,
pero en nuestras reuniones volvemos a ser como
dice algun tango, "aquellos muchachos de entonces".
¡Qué gusto nos daría volverlos a ver!. Vengan,
los estaremos esperando siempre. A mí me encontró
una hermosa compañera y un gentilhombre todo
cariño, hizo el contacto telefónico. ¡Bravo!.

Con las voces de los cantos de nuestra tierra
completamos una jornada de amistad, que renovaremos
con buena voluntad, cada año. Que así sea.

Estas amistades se forjaron cuando aún éramos
aprendices de hombres y mujeres. Son raíces firmes.

Ya maduros, el inicio de una nueva amistad, a veces
muy necesaria, se torna muy difícil
Son tiempos de inseguridad y desconfianza.
La idiosincracia de los chilenos y especialmente de
los santiaguinos, ha cambiado.
La solidaridad ha desaparecido, reina la más
salvaje de las competencias.
Las familias se disgregan a causa de los distintos
niveles de vida que implican el éxito o el fracaso
de índole estrictamente económica.

El Dios Dinero, el "dinar" árabe, ha establecido
su monarquía absoluta. El consumismo es su engendro.
La envidia y el desprecio social sus excrecencias.

Se dice que hay otro paradigma, el francés, que
se basa en los méritos personales, sin importar
el nivel de consumo. Pero parece que sólo se
practica en aquellos países europeos del primer mundo.

En fin, quizás la amistad ha muerto en este nuevo
monstruo urbano que es Santiago.
Quizás haya que ir a buscarla en ese hermoso y obsoleto
puerto de Montevideo, a lo largo de la rambla,
en Pocitos, en Malvin o en la Ciudad Vieja, con
los hermanos uruguayos. Con Galeano o Benedetti.

Pero aún nos quedan las afinidades, ese objeto
psiquiátrico tan extraño, que nos hace repudiar
en uno, lo que premiamos en otro. Es decir,
este nos cae bien y todo se lo celebramos,
incluso sus defectos y este otro nos cae mal,
y le rechazamos cruelmente hasta sus méritos.

Amistades y afinidades, son muy diferentes,
pero las une ser, en este siglo XXI, especies
en peligro de extinción. Presentemos un reclamo
ante las estrellas, vayamos a los Polos, junto
a los albatros errantes, y reclamemos ante
la Confederación Galáctica, por favor...
que vuelva la amistad a nuestras vidas!.

1 comentario:

"Maura" dijo...

Hola...no voy a opinar sobre tus escritos porque ahora no pude leerlo con atención y sería por un cumplido responder ante lo que no conozco aún.
En pocas palabras queria decirte que no soy cordobesa, es una afliccion jajaj soy santiagueña de sgo del estero!!! pero vivo en cba cap. desde el 2002.
En el momento en que viene voy a leerte, gracias por lo que me escribiste y ta te agregue en mi msn, eugeniasuar@hotmail.com es ese el mío.

Hasta la proxima....

GESHA